lunes, 16 de noviembre de 2015

"Memorias de una vaca", de Bernardo Atxaga


Memorias de una vaca (Madrid, SM, 1992, col. "El Barco de Vapor", nº 72, + 12 años) es una obra imaginativa. Son las supuestas memorias de la vaca Mo, que no quiere ser una vaca tonta y que sueña con ser un caballo. Mo se hace amiga de La Vache qui Rit, que es una vaca salvaje con alma de jabalí. Ambas viven aventuras, se echan al monte, se enfadan... Mo tiene además una voz interior, un ángel de la guarda, El Pesado, que le va diciendo como actuar. Mo vive en el País Vasco, disfruta de los verdes pastos de Balanzategui, se aliena comiendo piensos, toma consciencia de la situación política, con unos maquis echados al monte y un ama, Genoveva, que los ayuda.

En fin, una obra interesante y amena.

He aquí algunos fragmentos:

CAPÍTULO 2 (fragmento)
"Por lo visto tenía que nacer, y acabé naciendo en un bosque del País Vasco a poco de terminar la guerra de 1936. El bosque pertenecía a los terrenos de la casa llamada Balanzategui, y a aquella casa quedé adscrita; allí tuve mi primer establo y mi primer hogar, y allí pasé también la primera época de mi vida, la más importante. Cierto es que no me quedé durante mucho tiempo, (...) sin embargo, mi espíritu sigue anhelando aquel rincón de mundo. Y ¡quién sabe!, a lo mejor este espíritu mío
vuela hacia allí cada vez que me quedo dormida. (...) Yo no seré mirlo ni zorzal ni pájaro de ninguna clase, que bastante más grande y pesada soy. (...)
     Llegaría allí, posaría mis quinientos  kilos como  un  copo de nieve, y luego  desgarraría migarganta con este grito sincero:
     —¡Viva Balanzategui!
     Pero, naturalmente, no tengo alas, y no puedo mover mi cuerpo más que después de plantar  bien   en  tierra   las  cuatro   patas,  y  aun   entonces  con   bastante  fatiga.  Y   esprecisamente por eso, por la fatiga y los achaques de la edad, por lo que no vuelvo a Balanzategui; de  sentirme con fuerzas, mañana  mismo  me  pondría en  camino.  Y, pensándolo bien, hasta con mis achaques me pondría en marcha si supiera a ciencia cierta cuánto tiempo de vida me queda. Si, por poner un ejemplo, me aseguraran que todavía tengo dos años por delante, lo intentaría; despacio y sin prisa, pero lo intentaría. Como dice el refrán:
     Vaca que no lo intenta, o es cobarde o es tonta.
     Yo   no   creo   ser   ni   lo   uno   ni   lo   otro,   y   hoy   mismo   me   encaminaría   hacia Balanzategui si supiera que voy a tener los dos años del ejemplo."
 CAPÍTULO 3 (fragmento)
"De pronto, Gafas Verdes torcióla boca y movió los labios.
     —¡Karral! ¡Karral, karral! —dijo.
     —¿Cómo? —le preguntaron los dos hermanos dentudos desde el tejado
     —¡Karral! ¡Karral, karral! —repitió Gafas Verdes con voz más áspera.
     No le entendía nada. Era evidente que estaba hablando, pero lo que decía era ininteligible para mí. Pronunciaba las palabras de forma muy rara.
     —¿Qué pasa aquí? —me dije sorprendida. Pero no me pude contestar. Aún era una criatura, una recién llegada que ni siquiera sabía que en el mundo existieran lenguas y países diferentes, y que eso era lo que pasaba allí, que aquel hombre de las gafas verdes era   un   extranjero   que   hablaba   mal   mi   lengua.   O   como   hubiera   dicho   PaulineBernardette:
     —Aquí lo que se pasa es Babel.
     A Pauline Bernardette le gusta mucho citar lo de Babel o, mejor dicho, le gustaba mucho hasta que me contó la historia y una objeción mía estuvo a punto de causarle un disgusto.
     —Cierta vez, hace mucho tiempo —comenzó aquel día Pauline Bernardette—, los hombres tomaron la decisión de construire una torre terriblement grande que llegaría al ciel, porque era su deseo ser semejantes a Dieu Notre Seigneur. Y se metieron al trabajo, construyeron una part de la torre con sus picos, palas y azadas, y todo iba très bien, la torre para arriba y para arriba, pero voici que Dieu confundió sus lenguas. De pronto y de seguido, no se comprendían unos a otros, y como no se comprendían entre ellos mismos, surgía la riña y la discorde partout, y a la fin tuvieron que dejar el trabajo,y la torre y todo como estaba, y toda la gente, cada grupo con su nueva lengua, partió para el mundo cada uno a su rincón y país.
     —Una historia preciosa, Soeur. Lástima que sea mentira —le dije yo.
     —¿Mentira? —se espantó la pequeña monja—. Mais, non! ¿Cómo tú dices eso,Mo?
     —Pues sí, mentira —contesté secamente—. ¿Cómo voy a creer que se mezclaronlas lenguas de la gente y pararon las obras? Para hacer una obra no hay necesidad dehablar, basta con trabajar. Si Dios deseaba que la torre de Babel no fuera más arriba,¿por qué no les quitó todos los picos, azadas y palas? De estar yo allí, habría hecho eso, dejar a todos sin picos, azadas y palas, y se acabó la cosa, adiós paredes, adiós escaleras y adiós todo.
     Pauline Bernardette se quedó con los ojos abiertos de par en par cuando oyó mis argumentos, y hasta creí que se enfadaría y me pondría de rodillas. Pero en vez de eso,empezó a andar de aquí para allá en el jardín del couvent, todavía con los ojos de par enpar, y pasó así por lo menos media hora. Luego dijo:
     —Cuando vivía en mi pueblo, en Altzürükü, nuestro vecino Pierre tenía deseo de hacer un muro justo à coté de nuestra huerta. Pero mon père, como no estaba d'accordcon aquel disparate, fue una noche y le quitó la azada, el pico y la pala, y escondió lasherramientas debajo la terre. Alors, fue Pierre y compró otra vez azada, pico y pala. Y mon père, también terco, otra vez los escondió. Y así muchas veces. Al final, Pierre serindió y el muro restó sin construir. Como Babel, la misma cosa. Entonces, de la historia de la Biblia no sé qué yo voy a pensar.
     La pequeña monja continuaba como ida, y aquellos ojos tan abiertos me dieron miedo. Dudaba, toda su fe religiosa temblaba como un edificio que fuera a caerse de unmomento a otro. Y, naturalmente, aquello no me convenía. Si Pauline Bernardette se ibadel convento, yo me quedaba sin alholva y sin alfalfa.
     —Puestos a pensar —comencé entonces—, lo ocurrido en Babel y lo ocurrido enAltzürükü con Pierre es casi lo mismo. Porque, claro, ¿qué pasaba cuando Dios creó losidiomas y dio a cada uno el suyo? Pues que uno le decía al otro «pásame la pala», y éstele pasaba la azada. Y al revés. O que decía un tercero, «traedme un cubo de agua para lamasa», y lo que le traían era un par de picos. Y, claro, así no se puede trabajar. Conque, ya ves, la historia de Babel tiene su razón, más de lo que yo pensaba en un principio
     Enseguida se le pasó el apuro a Pauline Bernardette, y sus ojos volvieron a ser los de siempre, alegres y despreocupados.
     —C'est la verité, Mo! ¡Qué peso me has quitado de encima! ¡Qué alegría! ¡Cómo yo estimo tu ayuda, Mo!" 
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2 comentarios:

  1. Al principio, hay un comentario muy interesante -no recuerdo de quién-, que dice:

    "Si te lo dijera todo, no aprenderías a discurrir por ti misma, y te convertirías en un animal tan estúpido como una oveja"

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  2. Sí, la vaca Mo está obsesionada con demostrar que ella no es una vaca tonta. Gracias por el comentario, Nicolás.

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