lunes, 19 de diciembre de 2016

"Max und Moritz", los comienzos del cómic


Max y Moritz (1865) de Wilhelm Busch (1832-1908), es una historia de dos niños que hacen travesuras a los mayores y que son castigados cruelmente por ello, con sadismo. La obra tiene un marcado estilo caricaturesco. Cada viñeta lleva un par de versos al pie. Recuerda las tiras cómicas del asturiano Alfonso, creador de Pinín, Pinón y Telva.

El libro tuvo mucho éxito y se tradujo fuera de Alemania. Fue el primer libro infantil y juvenil en ser traducido al japonés (en 1887). Tras él, vinieron otras parejas de niños traviesos, como los españoles Zipi y Zape, creados en los 40 por Escobar para la revista Pulgarcito. Busch influyó también el ilustrador catalán Apeles Mestres.



Busch conocía los trabajos de Hoffmann (1809-1894) y su Struwwelpeter y se inspiró en él, pero dibujaba mucho mejor que su compatriota y su obra se hizo mucho más popular. Sus caricaturas tenían de siempre tendencia a la exageración, como puede comprobarse en esta célebre de Arthur Schopenhauer:



No es de extrañar, pues, que se le considere precursor de la tira cómica. Pero su tendencia a la hipérbole, encontró su máxima expresión en su obra Max und MoritzBusch quería presentar a dos pillos capaces de hacer verdaderas atrocidades. En carta a un amigo le dice:
"¿Nunca has sorprendido la expresión de los niños cuando ven matar a un cerdo? ¿No? Pues recuerda la expresión de la Medusa. La muerte, la crueldad y la voluptuosidad se reúnen en ella".
Su modelo trascendió inmediatamente. El norteamericano Rudolph Dirks, creador de The Katzenjammer Kids (1897), había nacido en Heinde, Alemania, y conocía perfectamente a los héroes de Busch, sobre los que él creó los suyos, los traviesos Hans y Fritz.

A su vez, Dirks fue imitado por William Mariner y, en 1902, creó The Finebeimer Twins, con dos perversos gemelos: Jackey y Joban.

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