sábado, 20 de mayo de 2017

"Volar de noche", de Randall Jarrell


Randall Jarrell (1914-1965)amigo de Robert Lowell o de la simpar Elizabeth Bishop, poeta americano, es autor de un clásico de la literatura infantil y juvenil: Volar de noche, Fly by night (1976), ilustrado por el enorme Maurice Sendak (Premio Hans Christian Andersen de Ilustración) y que el vate terminó poco antes de morir. Trad.: Salustiano Masó. (Madrid, Alfaguara, 1989). Jarrell y Sendak colaboraron en otras obras: El muricélago poeta y La familia animal, con un resultado excelente. Jarrell escribió, además de libros para niños, poesía, narrativa y crítica literaria y ganó el Premio Nacional de Poesía con su obra The Woman at the Washington Zoo, La mujer en el zoo de Washingon (1960). Murió en un accidente de automóvil.

He aquí el comienzo del libro Volar de noche:
     "Si volvéis a mano derecha en la última señal de tráfico de New Garden Road y camináis un par de kilómetros hacia el norte, llegaréis a un lago que se extiende en terrenos de una granja. Más allá, en la linde del bosque, hay una casa con un asiento junto a la ventana y un corpulento sauce; la casa está cubierta de hiedra, y la hiedra está llena de nidos de gorriones. Si avanzáis por fuera de la cerca, un perro chino canelo de gran alzada corre‎ al par vuestro por el lado de dentro ladrando y meneando la cola. A veces hay un gato en el soportal: un gato gris atigrado.
     En la casa vive un niño. En ocasiones se le puede ver sentado en la casita de ramas improvisada en la copa del sauce. Tanto tiempo se pasa en ella que los gorriones se han acostumbrado a él, y se posan en las ramas al alcance de su mano. Pero cuando el niño sube con él al gato, los gorriones se quedan en la hiedra y refunfuñan; el gato nunca se está mucho rato allí.
     El niño juega en el césped con el perro y el gato o en el bosque con el perro: no hay en la vecindad ningún otro niño con quien jugar. Mediada la tarde sale y aguarda parado junto al buzón a fin de que el cartero le ‎entregue la correspondencia en mano en vez de depositarla en aquél. ‎Pero algunas veces se queda en su casita del árbol y saluda con la mano, y el cartero le devuelve el saludo del mismo modo desde su auto. En ocasiones el cartero le oye vocear al perro: "!Aquí, Reddy, aquí!" El gato se llama Flour y el niño David.
     Por la noche, David p‎uede volar.
     Durante el día no posee este don. De día, ni siquiera recuerda que lo tiene. Pero de noche, después de haberle acostado su madre, se suele despertar a veces.
     No sabría decir qué ‎hora es. No se oye el menor ruido. Parte de la cama está oscura y en sombra y el resto aparece en blanco, bañado de luna. Se asoma el niño a esta luz lunar. Luego estira las piernas todo lo que puede, con los pies juntos. Nota la tirantez de la sá‎bana, la manta y la colcha contra los dedos de los pies. Aprieta las manos contra ambos lados de las piernas y estira la cabeza hacia atrás todo lo que da de sí. Luego hace una inspiración lenta, profunda; cierra los ojos; contiene el aliento, y un minuto después se siente flotar y elevarse sobre la cama. Ya está volando. [...]
(Gracias a José Antonio Escrig, por su colaboración en esta entrada)




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